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“Escribe, habla, seduce”. Técnicas imprescindibles para cautivar a la audiencia

Recursos de gran impacto, para seducir al público al comunicar.

Escribe, habla, seduce. Técnicas imprescindibles para cautivar a la audiencia
Escribe, Habla, Seduce - Autora Mónica Pérez de Las Heras - Editorial LID

Escribe, habla, seduce” es el primer libro escrito en España sobre oratoria con PNL e inteligencia emocional. Su autora, Mónica Pérez de Las Heras desarrolla una obra sumamente variada, que incluye desde métodos para realizar fantásticas presentaciones, hasta técnicas de redacción, para escribir lo que hay que contar en público. 

Qué es la inteligencia emocional?

Es el manual de instrucciones de cómo funcionamos.
Es el librito que nos deberían haber dado cuando nacimos y que nos podría haber indicado cómo usar nuestras emociones,  pero ese libro no existe, sino que somos nosotros mismos quienes podemos elaborarlo para conocernos mejor y gestionar de manera adecuada nuestro interior.

Los pioneros en este tema fueron los psicólogos John Mayer y Peter Salovey, quienes en la década de los noventa definieron la inteligencia emocional indicando que era la capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo, y de los demás, y utilizarlos como guía del pensamiento y la acción.

La inteligencia emocional puede desarrollarse, crecer, de manera que tenemos la posibilidad de formarla durante toda la vida. Y es que la inteligencia racional no es la única clave del éxito del ser humano. 

En 1995 Daniel Goleman popularizó el término a través de su libro “La Inteligencia emocional” . El autor explicaba que el cociente intelectual aporta solo un 20% del éxito de una persona mientras que el otro 80% depende de otros factores, incluida la inteligencia emocional. 

Hoy en día este tipo de inteligencia es cada vez más valorada por las empresas que buscan personas menos inteligentes tradicionales y más inteligentes respecto a su interior. 

Liderar equipos, gestionar grupos y tratar con clientes son algunas de las actividades empresariales para las que se precisa una buena gestión de emociones. 

Hasta tal punto es importante esta asignatura pendiente de la sociedad que son innumerables los cursos que se están impartiendo, no solo para empresas, sino para profesionales de cualquier ámbito.

Una persona que habla en público necesita echar mano de todos los elementos que la constituyen:

Automotivación: para salir al escenario con todas las ganas del mundo y tratando de dar el máximo.

Autoconocimiento: para expresar sus emociones, cuando le parezca oportuno y necesario.

Autorregulación: para mantener la calma ante cualquier situación que pueda surgir, desde problemas técnicos a dificultades con la audiencia, etc.

Empatía y habilidades sociales: para conseguir ganarse al auditorio más rápido.

Autoestima: para tener seguridad en nosotros mismos al hablar en público, obteniendo confianza y demostrándola a los demás.

Cuanto más dominemos estas cualidades, es decir, cuanto más desarrollemos nuestra inteligencia emocional, más probabilidades tenemos de ser buenos comunicadores, siendo capaces de hablar con seguridad, confianza, simpatía, comprensión y transmitiendo nuestras emociones. 

No debemos olvidar que la memoria emocional es la mayor que poseemos. Esto quiere decir que, si convertimos cualquier intervención pública en una experiencia vivida, una vivencia emocional para nuestros oyentes, seremos recordados durante mucho tiempo, porque eso formará parte de su memoria emocional.

“Hay tres objetivos básicos al hablar en público: primero, elegir un tema; segundo, hacerlo tuyo; tercero, hacer que sea de tu público”.

Aiden Gregg

Qué es la programación neurolingüística?

Es un conjunto de técnicas que nos permite conocernos mejor a nosotros mismos y también a los otros; por ello es una excelente herramienta para la comunicación con uno mismo y con los demás. Desde un punto de vista lingüístico se denomina así porque es la ciencia que nos permite conocer cómo hacemos funcionar (programación) nuestros cerebros (neuro) y cómo expresamos lo que pensamos (lingüística).

Hoy podemos emplear esta herramienta en muchos ámbitos, desde el terreno personal hasta el mundo profesional. Por ello es normal que cada vez más personas quieran aprenderla y aplicarla en sus propias funciones. 

Este concepto surge en la década de los setenta de la mano de dos estadounidenses: John Grinder, lingüista y Richard Bandler, matemático.
Este tipo de disciplina tiene muchas aplicaciones prácticas, entre ellas la terapia. Miedos, fobias o ansiedades son algunas de las limitaciones que puedan eliminarse.

La PNL es adecuada para la comunicación entre las personas y tiene un potencial increíble en la oratoria. 

Los creadores de la PNL se dieron cuenta de que cada persona tiene una forma de ver la vida, un mapa de la misma, que es diferente al de los demás. Esto hace que nadie tenga, en realidad, la verdad de las cosas, sino que cada uno de nosotros tiene una verdad

Nuestra historia pasada, cultura, educación, vida profesional y personal nos ha marcado de tal manera que hemos creado un mapa individual e intransferible. Es la razón por la cual, ante un mismo acontecimiento, personas diferentes tienen respuestas distintas. 

No puedo no comunicarme

El ser humano se comunica aunque no quiera, siempre que coincida entiempo y espacio con otro. De hecho, estando en presencia de otras personas transmitimos información aunque no hablemos. 

De forma habitual consideramos que nos comunicamos cuando utilizamos el lenguaje verbal, la palabra, pero según algunos autores como Albert Mehrabian, esta solo supone el 7% del envío del mensaje en una comunicación emocional. 

Un 38% de lo que comunicamos es mediante el lenguaje paraverbal, el uso que hacemos de la voz (tono, volumen, modulación, etc.) y un 55% de nuestra transmisión de información es el lenguaje no verbal (gestos, microgestos, posturas, etc.).

Por lo tanto, más importante que lo que decimos (el mensaje) es cómo lo indicamos (uso de la voz) y qué estamos expresando con nuestro cuerpo sobre ello (uso del cuerpo). Esta premisa es fundamental en cualquier aspecto de las relaciones con los demás y, por supuesto, es vital en el caso de hablar en público, donde es preciso dar una imagen ante el auditorio de congruencia.

No hay fracaso, solo retroalimentación

Dice la PNL que “la vida no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa“. En el diccionario de la PNL no existe la palabra fracaso. Cada experiencia que vivimos es una retroalimentación que debemos tener en cuenta para continuar avanzando.
Llevado al campo de la oratoria, cualquier percance, incidente o experiencia que en un principio nos pueda parecer negativo, no es sino una posibilidad de aprendizaje de algo que no debemos repetir.

 Cada vez que te expones ante un público es una experiencia en la que te pueden ocurrir diferentes incidencias. Si te tomas cada vivencia –positiva o negativa– como una experiencia, irás avanzando y mejorando.

 

Estamos dotados de todos los recursos

La PNL se refiere con esta frase a que los seres humanos estamos dotados de todos los recursos necesarios para hacer lo que queramos en la vida. No se trata tanto de los materiales como de lo que llevamos en nuestro interior. La mente humana es capaz de conseguir de nosotros las mayores proezas.

Cualquier persona tiene cualidades para hablar en público. Hay gente que tiene una voz espléndida, otros simpatía, otros la sonrisa, otros la presencia, otros el uso que hacen de la voz, otros el sentido del humor, otros el movimiento de las manos, etc. 

Con práctica, hablando en público comprobarás cómo tienes recursos para hacerlo cada vez mejor. Aprovechando los que tienes y los que vas  adquiriendo, la oratoria se convertirá para ti en una experiencia divertida y muy gratificante,

“Cada segundo que esperes antes de hablar, incrementas el impacto de lo que vas a decir”

James C. Humes

Los gestos

Los gestos son respuestas inconscientes o conscientes que realizamos a raíz de un estímulo. Los aprendemos de pequeños por pura imitación de nuestros mayores. Se distingue entre:

Macrogestos: son los gestos que hacemos con cabeza, cuerpo y extremidades. Por ejemplo, tocarnos la cabeza quiere decir:

• Si nos tocamos arriba: algo no va bien.

• En la nuca: estamos mintiendo.

• Un golpe en la frente: nos castigamos por algo que hemos hecho.

• Rascarse la cabeza: buscamos un pensamiento en nuestro interior. 

La postura de las extremidades, tanto brazos como piernas, son indicativos muy claros de lenguaje no verbal. 

Cruzar los brazos significa estar a la defensiva y prepotencia, por ejemplo.

Las manos en los bolsillos o atrás parecen decir que estamos ocultando algo. 

Los pies también tienen algo que decir. Cuando estamos de pie hay que tener cuidado hacia dónde apuntan, porque allí radica nuestro interés. 

Microgestos: son los gestos que hacemos con la cara. Delatan a los que se consideran transparentes. En realidad, son gestos muy rápidos y difíciles de observar. Muchos de ellos se basan, sobre todo, en las cejas, que son auténticos emisores de información.

 Las cejas y la boca son capaces de hacer muchas combinaciones diferentes para expresar diversas emociones y sentimientos.

Con la cara podemos expresar todas nuestras emociones, aunque algunos somos más expresivos que otros. Además de los gestos típicos de abrir la boca por sorpresa, fruncir el ceño cuando estamos enfadados o guiñar un ojo cuando buscamos complicidad, también estamos acostumbrados a mordernos el labio inferior cuando nos sentimos reprimidos, apretar el labio superior con el inferior cuando hay una carga emocional, sacar la lengua hacia un lado cuando recibimos una sorpresa desagradable o cuando nos concentramos para algo.

Los microgestos son tan importantes en nuestra comunicación que muchas veces los usamos para apoyar el lenguaje paraverbal, de forma que estamos infrautilizando el uso de la voz en detrimento de los gestos. 

Es importante para un orador conocer estos microgestos y saberlos controlar porque el problema principal es que los hacemos de manera inconsciente y no percibimos lo que estamos transmitiendo. 

Para corregir cualquiera de estos gestos que pueda resultar azaroso en alguna situación merece la pena grabarse en vídeo algunas intervenciones públicas para descubrir cómo comunicamos y qué tipo de gestos debemos evitar. 

En cualquier caso es también interesante comentar que a la hora de leer los gestos de los demás hay que hacerlo de manera agrupada, es decir, un único gesto no nos delata que la persona mienta o esté insegura, es preciso hacer una composición de lugar de lo que vemos antes de ir por ahí prejuzgando a los demás.

Escribe para hablar

Es muy diferente escribir para hablar que para leer. Como dice Joan Detz, se escribe «para el oído, no para el ojo».
Los periodistas que tienen ocasión de pasar de la radio o la televisión a la prensa, o viceversa, lo saben muy bien. 

Los profesionales que llegan a los medios audiovisuales pronto descubren que necesitan frases más cortas y con más puntuación, entre otras técnicas. Por su parte, los periodistas de medios audiovisuales que llegan a la prensa se encuentran con que pueden explayarse con oraciones más largas. 

Si escribes una frase demasiado extensa, el lector tiene la oportunidad de releer lo que has puesto y asimilar el texto sin problemas. Sin embargo, cuando estás escuchando un discurso, los signos de puntuación que te permiten entender el texto los debe hacer el orador con la voz, con sus silencios y sus pausas. Si no lo hace, seguro que no se le comprenderá. 

¿Qué ocurre con el auditorio cuando esto sucede en la vida real?
Si el orador va muy rápido y no entendemos lo que dice, nuestra mente desconecta y no presta más atención. 

Por lo tanto, escribir para hablar, es decir, preparar cualquier texto para contarlo tiene que tener unas características especiales que no requiere el documento leído:

Frases cortas, intercaladas con alguna más larga.

Frases en voz activa (no en pasiva).

• Verbos de acción.

• Signos de puntuación correctos: comas y puntos para que el orador respire y el público comprenda.

Otra gran ventaja del lenguaje para leer es que se pueden repetir palabras, de hecho este es un uso habitual en la retórica. Si a la hora de escribir un artículo o un libro tratamos de encontrar sinónimos para no ser redundantes con los términos, en el caso del lenguaje hablado no es tan importante, y en el caso de los discursos, va a ser una figura retórica interesante para utilizar.

Que se escribe para hablar?

Aunque hay personas que tienen una gran capacidad para la improvisación, siempre se ha dicho que la mejor improvisación es la más preparada. Como oradores debemos disponer los textos que vamos a emplear, sobre todo si es un discurso formal, con una retórica y una musicalidad que necesitan ser leídos.
El texto escrito y la presentación oral son dos elementos distintos y como tal hay que considerarlos.

Como se escribe para hablar?

Si vas a hablar en público, debes tener en cuenta lo siguiente
En muchas ocasiones el problema fundamental de una presentación, una conferencia o un discurso es que la persona que lo ha preparado no tenía un objetivo claro sobre qué quería explicar. Por ello es prioritario, antes de comenzar a pensar en una presentación, plantearse si lo que pretendemos es informar, formar o persuadir. 

Un discurso informativo es aquel que nos proporciona en exclusiva datos sobre algún tema, al estilo de las noticias en la televisión. 

Un texto formativo pretende que el auditorio retenga los datos que se le envían y sea capaz de hacer algo con ellos después. 

El escrito persuasivo busca mover ala audiencia en un sentido u en otro, tratando de acercarles a su postura y vender aquello que se quiera. 

La idea principal de tu presentación debería poder ser dicha en una frase,imagina qué titular escribiría un periodista sobre la charla que vas a dar.

“Un buen discurso consiste en un comienzo interesante y un final con chispa, siendo la distancia entre ambos lo más corta posible”

Winston Churchill

Un final sorprendente

Tan importante como empezar bien un discurso es saber terminarlo con un buen final. Esos últimos minutos son fundamentales para que los oyentes salgan encantados o no. Un mal final consigue dos cosas: que la gente no aplauda, muchas veces porque ni siquiera se ha enterado de que el ponente ha terminado, y que se vaya con mala sensación. 

Terminar bien es muy fácil si lo preparas con antelación. ¿Qué mejor final para una jornada de trabajo que conseguir que la audiencia rompa en aplausos? Conseguir unas ovaciones sinceras no es difícil.

Los recursos que necesitamos para estos finales son semejantes a los de los inicios. Es decir, puede ser un refrán, una cita, una pregunta retórica, una experiencia personal, una anécdota graciosa, un juego, etc. 

La clave para conseguir buenos inicios y finales es, por tanto, tener una buena biblioteca mental de recursos que incluya experiencias personales, historias que has leído, anécdotas tuyas o de otras personas, frases célebres, Internet o refranes, entre otros.

Redondea tu presentación

Sea cual sea el tipo de intervención que vayas a realizar te interesa conocer un concepto que te ayudará a dar una mayor unidad a tu texto: redondearlo. 

Aplicado al mundo de la oratoria se refiere a la capacidad para dar un “toque magistral” a tu presentación, de manera que salga redonda. ¿Cómo se consigue? Hay diferentes técnicas para hacerlo:

• Contar una historia al principio y hacer referencia a ella al final.

• Empezar con una diapositiva llamativa y terminar con ella, solicitando al público que, a la vista de lo expuesto, trate de explicarla.

• Contar una historia al principio y dejar el final para relatarlo al terminar la charla.

• Iniciar la conferencia con una pregunta y contestarla al finalizar, o pedir ayuda al público para que la responda.

• Dar comienzo con una imagen y terminar con esa imagen a la que se le ha hecho un pequeño pero significativo cambio.

• Encabezar y finalizar con la misma cita.

• Comenzar con una afirmación y terminar con otra contraria. 

• Hacer referencia a una película al comenzar y al terminar.

Con un buen principio y final, una argumentación clara y sabiendo redondear la historia, tus posibilidades de éxito se incrementan de manera considerable.

Mónica Pérez de Las heras - Autora Escribe, Habla, Seduce.

Libro
Escribe, habla, seduce (Editorial Lid)

Autora
Mónica Pérez de las Heras: Escritora, Especialista en oratoria con PNL e inteligencia emocional, creación de portavoces, educación, comunicación y escritura de discursos.
Imparte cursos, conferencias y seminarios por todo el mundo y colabora con diferentes medios de comunicación.
Ha sido directora de comunicación de diversos organismos y entidades públicas y privadas.
Es ponente de LID Conferenciantes, como especialista en oratoria, PNL, creación de portavoces, educación y comunicación.

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