El uso de fragancias despierta sentimientos de alegría, bienestar y confianza. Favorece la autoestima. La clave es descubrir cuál es que la que mejor se adapta a cada personalidad.
En el momento de conocer a una persona el lenguaje no verbal es crucial, desde los gestos, a la forma de vestir, todo sirve como indicador de la personalidad. También hay un detalle que el cerebro no olvida por mucho tiempo: las fragancias.
A través de ellas se obtienen sensaciones que se asocian a recuerdos. De ahí que se sostenga la idea de las fragancias son grandes indicadores emocionales.
Por qué es importante usar perfume
El uso del perfume es un signo de coquetería y elegancia, tanto para las mujeres como para los hombres. Es el accesorio indispensable que otorga un toque de sensualidad y distinción.
El perfume habla sobre la personalidad. Describe si es delicada, jovial o de carácter fuerte. Esto se aprecia a través de la variedad de aromas.
El olfato es el sentido que está más conectado al subconsciente. el ser humano recuerda el 35 % de lo que huele y el 5 % de los que ve.
En busca de sensaciones. La historia de las fragancias.
El perfume ha sido utilizado en un sinfín de rituales, de índole médico, religiosos, y en actividades como festividades, cortejos, guerras, etc.
La palabra perfume proviene del latín per por y fumare producir humo, hace referencia a la sustancia aromática que desprendía el humo fragante al ser quemado y utilizado para sahumar. En la actualidad esta palabra se refiere al líquido aromático que usa una persona para desprender olores agradables.
Las fragancias eran artículos muy valiosos en la antigüedad. En buena medida, las rutas comerciales se desarrollaron en torno a la incesante búsqueda de ingredientes para su elaboración.
A pesar del paso del tiempo los perfumes han conservado su aura de magia y misterio. Herederos de la alquimia y de manera autodidacta, los perfumeros, son los verdaderos artífices del auge por las esencias divinas. Sus formulas las mantenían en secreto y solo eran ofrecidas a clientes muy selectos.
De sensaciones físicas a evaluaciones simbólicas.
El olor de una persona puede determinar el prestigio y la clase. Nuestro sistema de valores se refuerza cuando se utilizan frases como “huele divino” o “huele delicioso”. En ese instante no se está definiendo una característica, sino que se esta ejerciendo una evaluación. Es el momento exacto en que los aromas que se perciben se transforman de sensaciones físicas a evaluaciones simbólicas.
El papel primario de los olores en nuestra cultura es estético. La gente se perfuma para sentirse bien, embellecerse y atraer.
Es importante tener presente que el ser humano segrega feromonas que son producidas de manera natural para comunicar su estado de ánimo y su compatibilidad sexual.
La ironía es que al tratar de enmascarar los verdaderos aromas de la piel se anulan temporalmente las feromonas, obstaculizando las reacciones químicas que se pretende inducir.
Si una persona usa a diario un perfume logra cambiar su estado de ánimo, irradia sensualidad con su aroma e impacta con su personalidad.
Colores y fragancias: Un combo que define la personalidad
Los estudios en psicología afirman que algunas de las preferencias más primitivas, como nuestra predilección por un color determinado pueden ser un factor fundamental al momento de optar por un tipo de perfume.
Por ejemplo, los amantes del rojo, una tonalidad relacionada con el poder y la autoconfianza, buscan un perfume con personalidad.
El blanco lo eligen quienes buscan una fragancia fresca; los verdosos son para aquellas personas que desean mayor equilibrio y los más oscuros son los favoritos de la gente independiente.
Los hombres clásicos optan por fragancias icónicas. Los que contienen notas amaderadas más intensas se encuentran entre los predilectos de las personas con un alto grado de autoconfianza. Las fragancias afrutadas se encuentran dirigidas a los perfeccionistas que buscan la delicadeza.
La fragancia es una arma de seducción
El perfume tiene la particularidad de hacer más atractiva a la persona que lo usa. Es un arma de seducción que se puede combinar con el maquillaje, el atuendo y los accesorios.
Todos los productos que contienen aromas y fragancias, modifican la manera cómo otros ven a sus semejantes. Ello es posible a través de las sensaciones que procesa la mente.
Las emociones están conectadas al cerebro, por eso el comportamiento humano se activa con ciertos aromas. Las feromonas mezcladas con otros olores resultan claves como elemento de atracción.
Una fragancia expresa un mensaje sobre quien lo lleva y activa la memoria de quien la percibe.
Una fragancia para cada personalidad
Los perfumes frutales y dulces, son perfectos para las personas alegres y joviales. Lucen con su personalidad y eso se percibe de inmediato.
Las fragancias orientales van de la mano de gente sofisticada y elegante. Son fuertes y se perciben a gran distancia. Generalmente son utilizados por individuos con personalidad fuerte y con poder.
Para los que aman la libertad, las fragancias florales son las predilectas. Estos aromas hablan por sí solos y confirman que poseen un espíritu libre.
Los aromas intensos van de la mano con personalidades extrovertidas. Son aquellos que nunca pasan desapercibidos. Ideales para quienes tienen una autoestima elevada.
Por su parte, los tímidos prefieren aquellos perfumes que poseen una esencia suave y delicada. La fragancia sutil se complementa de manera perfecta con su forma de ser, ya que les otorga un touch especial.
La psicología del perfume
Es la capacidad que tienen los aromas de modificar nuestro comportamiento. A continuación se detallan algunos tips para colaborar en la elección de la fragancia adecuada.
Los aromas de frutos cítricos y las especias florales son ideales para calmar la mente. Por ejemplo, el perfume de naranja ayuda a reducir la ansiedad; y el de limón, favorece la concentración.
El jazmín y las notas de lavanda ayudan a la calidad del sueño.
La fragancia de manzanas ayuda a reducir la presión arterial y a tratar la migraña.
Los aromas frescos y mentolados mejoran la velocidad, la fuerza y la precisión, por eso son los favoritos de las personas activas.
Una fragancia se puede convertir en un lugar de escape, calma y serenidad.
Al usar una fragancia con asiduidad el entorno de quien lo usa lo asocia con ese aroma. En estos casos el perfume forma parte de su identidad, de su marca personal, y posibilita que las sensaciones que provocan, aún durante su ausencia, permanezcan inalterable a través del tiempo.
Fuente: Mónica Quiroz Marcial. Padelberto.com. Perfumeriasunidas.com
