Su estilo es hiperrealista, encontrándose en un nivel superior.
Combina ilustración, gráficos y maridaje en adecuadas dosis, para que fluya armoniosamente.
El mundo del tattoo continúa en auge. Los tatuadores se han convertido en estrellas con miles de seguidores en las redes sociales. Entre ellos se encuentra Carolina Caos Avalle, una de las artistas italianas más relevantes de la actualidad.
En la vida todo está relacionado. Haber estudiado psicología le fué de suma utilidad para comprender e interpretar las necesidades de las personas que se acercan a su Estudio, con la intención de plasmar en su cuerpo algo significativo, que las represente.
Como tenía muy marcada su veta artística ingresó en el Instituto Europeo de Diseño de Milán. A partir de ese momento nada sería igual.
Con la creatividad de aliada, el arte se transformó en su forma de vida.
Durante un tiempo trabajó como ilustradora de libros y para algunos estudios de diseño especializados en dibujos animados.
En el arte del tattoo se inició de forma autodidacta.
Como artista fue evolucionando constantemente, interiorizándose acerca de las diferentes corrientes y estilos.
El dibujo es su pasión, su metodología fue virando, desde la fantasía hasta la realidad, del color al blanco y negro, incorporando diferentes métodos.
Su estilo es absolutamente personal. Acerca del mismo señala que es el resultado de sus estudios y su aproximación a distintas técnicas.
Hace 9 años conoció a su compañero Stefano Galati, junto a él dirige un Estudio de tatuajes en Voghera, Italia.
Su imaginación parece no tener límites. La autoexigencia en busca de la perfección tampoco.
Avalle sostiene: “Siempre hay más para aprender y algo para mejorar”.
Para diseñar su trabajo, le pedirá al cliente que cuente su historia, que le explique qué quisiera expresar con este tatuaje, si es un momento particular o una experiencia de vida, sus pasiones y estados de ánimo.
A partir de ese instante, su interpretación de la historia creará una conexión empática muy profunda.
En una sesión de tatuaje la confianza juega un rol fundamental.
Avalle tiene la virtud de convertir la piel en un espacio de narración e ilustración de la vida.
“A veces hacerse un tatuaje es casi terapéutico, porque las personas tienen una oportunidad para contarle a alguien fuera de su vida diaria momentos difíciles o dolorosos que los han marcado de una manera particular, pero son parte de quienes son”.
Al momento de señalar lo más gratificante de su oficio manifiesta: “Lo mejor de este trabajo es la oportunidad que les brinda a los artistas, para hacer arte en los cuerpos de las personas, de dejar una huella indeleble en este mundo para alguien más“.